16.6.06

Criterios de Rentabilidad



Texto: Berta Delgado.

Para los interesados en la rentabilidad de las cosas.

Desde hace días escucho desde muchas procedencias una idea que se asoma constantemente al hablar del Teatro Albéniz que es su rentabilidad.

Parece, que con la mentalidad de libre comercio que existe en la sociedad occidental, esa idea, nos dicen por todos sitios, tiene el derecho de anular a todas las demás.

Es una idea que viene del pragmatismo, de lo que tiene que ser útil para algo, en función de algo. Todo se mide en función del valor económico que se le da y del beneficio que se obtiene de cada cosa.



Me molesta y me inquieta esa forma de pensar. Evidentemente siempre viene de ciertos sectores muy preocupados de sacar el mayor provecho de todo.

Piensan que tienen que dar de comer a sus hijos, argumentan constantemente que lo hacen por eso, cuando normalmente esos hijos ya tienen la vida resuelta gracias a esos padres desde hace mucho (y gracias a sus abuelos), y seguramente los nietos de esos hijos tampoco tengan que esforzarse mucho.

Muchas veces pienso que qué es lo que realmente les preocupa.

Dicen ser honestos, trabajadores, entregados, jóvenes, emprendedores. Dan la idea de ser hasta pasionales, cosa que les encanta, porque parece que hacen las cosas con el corazón, que aportan mucho a los demás todo su trabajo, cuando sólo cuentan con algunos, con los de siempre, no con toda la sociedad en general. Le dan trabajo, es verdad, pero siempre apurando los céntimos.




Es curioso, porque esa forma de pensar, en lo absolutamente rentable, no la veo en mucha gente que sólo tiene un poco para vivir.

Luego les gusta mucho bajar al pueblo llano, hacer ver que son campechanos, van al cine, a veces van a un parque de atracciones con los niños, le dan entradas al teatro a sus padres, animan a la selección española, van a comer con amigos y se toman una tapa con una cerveza...yo en el fondo soy como vosotros.


Los días de diario vuelven a la Rentabilidad.

Cuando el fin de la rentabilidad de las cosas ya no es ganar dinero para subsistir, para vivir sin ahogos, ¿cuál es realmente?


¿qué idea de futuro tienen? ¿esa suma de beneficios es para los descendientes? ¿y si te salen "ranas" y luego pasan de la familia? O se dedican a algo que no te gusta. O son adoptados y no llevan sus genes. O se lo funden todo en el Bingo.

Al volver a casa, después de esas horas de duro trabajo - para sí mismos -, pensando en la rentabilidad, ven a su familia, a la que no han elegido por esos criterios (se supone).

Hacen cosas, que no son rentables en su ocio.

Gastan su dinero y su tiempo, van al cine, van al teatro.

Sienten, pasean por sitios que no son rentables, como los parques, le compran un juguete a su niño. Les encantan las cosas que no rentables, pero son los primeros en cargárselas.




Pero ellos defienden constantemente que el mundo debe ser rentable, nos lo dicen a todos, nos dicen que además es mejor para nosotros.


Luego llegan a viejos. Les entra la crisis de los 50. Ven que han estado trabajando "mucho" y luego te dicen "no, si la vida no es sólo esto, es que la gente te quiera, tu familia, hacer las cosas que no hiciste cuando eras joven. Ahora voy a hacer lo que me apetece. Ya lo tengo todo". Pero para entonces a todos los demás, que ya sabíamos esto desde el principio, nos han dejado sin un sitio "poco rentable" y maravilloso como el Albéniz.




Para entonces ya han liado a sus hijos en la empresa familiar, y ya no les hacen mucho caso, y se repite la historia. Y no saben qué hacer ni por dónde empezar.

Pueden jugar al golf, pero no todo el rato. O al Padel. Pueden darse una vuelta con tu coche, pero ya es muy mayor para gastar tanta energía. Ah, puede llevar a su mujer al teatro a ver a la Chavela del momento o a sus padres, pero vaya, es que ya no hay teatro.

Sus hijos se estresan y vuelven a caer en la idea de la rentabilidad para machacarse por mantener mucho dinero - de eso se trata todo. Y se repite todo de forma circular.

En mi opinón, la vida no es eso: trabajar para vivir,sí; para mantenerme,sin agobios pero sobre todo disfrutar de las cosas poco rentables.

La vida en sí no es rentable, no se puede sacar el máximo beneficio de todo, porque entonces estás perdido.




Las cosas son ambiguas, extrañas, inesperadas. La vida te recuerda lo que no has hecho constantemente y cuando atendías a las cosas que bajo tu punto de vista creías que eran importantes, las que de verdad lo eran ya han pasado y no puedes rectificar. Y te quedas pensando qué hacías por entonces. Y eso es muy duro.

Si todo es rentable, vete pensando ya en realquilar tu tumba, que seguro que ya sin vivir le sacas algo.

Si desaparece el Albéniz, que lo hará si no le ponemos freno, luego que no me vengan los de siempre diciendo que el mundo es así, que es bueno, que en el fondo lo hicieron por mi, cuando ellos eligieron muchas cosas en su vida de las que no obtenian todo el beneficio y les gustaban, se emocionaban.


Y yo también formo parte de el mundo y no pienso así, y esa opinión vale igual que la suya. No es sólo de ellos porque tengan una parte. El tema es que lo creamos de verdad.




Los hechos tienen consecuencias y dejan ideas tras de ellos, es así por mucho que uno puede autoengañarse lo que quiera diciendo que los que deciden son otros, pero la vida ya se encarga de recordártelo.

Si se derriba el teatro, ellos nos intentarán convencer de que el nuevo proyecto es mejor, se justificarán porque sólo lo hace el que cree que ha hecho algo malo, pero cuando vuelvan a casa en el fondo sólo sabrán que se lo han cargado.

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