El teatro Albéniz no solo es un edificio que van a tirar, un icono de la
cultura, es un conjunto de personas profesionales que han sabido llevar con
su esfuerzo y saber hacer a la categoría que tiene este teatro.
Unas personas y en consecuencia familias a las que nadie todavía ha
contestado cual va ha ser su futuro. Personas que llevan trabajando muchos
años y luchando para conseguir renovación tras renovación saber que empresa
de servicios se hace cargo de ellos (como hasta ahora una empresa de
servicios que lo único que hace es gestionar el dinero que da la Comunidad
de Madrid).
En definitiva familias en la cuerda floja en espera de decisiones políticas.
Maria Angeles
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