24.5.06

MÁS HISTORIA EN EL ALBÉNIZ, NOS CUENTA ENRIQUE CENTENO:



Veinte años no es nada para explotar el Teatro Albéniz



Aquél 1986, se recuperó de nuevo el teatro Albéniz. Modernos equipos técnicos, como el sistema eléctrico de iluminación. Aquello lo estrenó, precisamente, el cantante “Ricardo Solfa” (Jaume Sisa) con su disco Carta a la novia. Y así comenzamos a regresar al gran coliseo en el que el músico Albéniz nos parecía que resonaba con sus “Suite” y su composición “Marcha nupcial”. Subíamos otra vez el callejón de Correo hacia allá: ese mismo día se representaba también Los peligros de la jungla, el primer estreno del autor Antonio Onetti. Aún seguimos subiendo la cuesta mirando de reojo el estrecho por el que asoman las rejas pertenecientes a las cárceles por las que tantos pasamos llevados a palos por aquella policía: la misma que sufrió la explosión de la cafetería de la acera de enfrente.

Ya parecía, estos días, que la jungla urbana se había calmado. Pero la memoria del madrileño no mata el rencor y los robos que le han cometido. Entre alcaldes y negociantes de construcción –ahora van a fusilar en el Paseo del Prado- fueron bombardeados nuestros teatros. Ya no existe el Espronceda, se explotó el Martín –aquella sala que comenzó con “las chicas”- para apartamentos y, más recientemente, el querido Teatro Maravillas, disimulado en su conservación con un brillante hotel y una caja de cerillas sustituyendo la gran sala. La jungla de los negocios.

Ahora nos quieren volar el teatro de la Puerta del Sol. Qué miedo. Qué pavoroso túnel el que nos escenificó José Saramago: La noche, estrenada en el Albéniz (Octubre, 1996, diez años tras la recuperación). Como tantos otros espectáculos que hemos ido viendo y recordando. Aquella noche se refirió a la “Revolución de los claveles”. Claveles llevaremos como revolución ante la represión contra la Cultura y contra el Teatro y con arquitectos ignorantes o vendidos.

Enrique Centeno

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