Se reinauguraría en 2 años
El teatro Picadero se salvó de la picota
A 27 años de la apertura de Teatro Abierto
Noticias de Espectáculos: anterior siguiente Miércoles 6 de agosto de 2008 Publicado en diario de hoy
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Por Alejandro Cruz De la Redacción de LA NACION
Como se anticipó en estas páginas hace dos meses, el teatro Picadero, sede original de Teatro Abierto, volverá a abrir sus puertas luego de que unos nubarrones negros hicieran temer por su futuro. A 27 años de la apertura de aquel contundente movimiento teatral contra la dictadura militar, anteanoche varios de los artistas que formaron parte de aquella gesta volvieron a entrar en la sala para acompañar el anuncio del acuerdo logrado entre el Ministerio de Cultura de Buenos Aires y la empresa constructora, que evitó que la fiebre del ladrillo acabara con un edificio de valor patrimonial. Más que eso, con el espacio que fue la sede original de Teatro Abierto hasta que, en la madrugada de un 6 de agosto de 1981, una bomba destruyó la sala ubicada en el Pasaje Santos Discépolo.
Por eso mismo -junto con Hernán Lombardi, responsable de Cultura, y Josefina Delgado, subsecretaria de Patrimonio Cultural- estuvieron Roberto Cossa, Graciela Duffau, Cristian Drut, Ricardo Bartís, Jorge Rivera López, Leonor Manso, Hugo Urquijo, Patricio Contreras, Luciano Cáceres y Juan Manuel Tenuta, entre tanto otros actores, directores, dramaturgos y gente de la cultura.
Sobre la base del acuerdo quedó sin efecto la demolición de la sala y se llegó a un acuerdo por el cual la empresa constructora se hará cargo de la administración del teatro. El acuerdo establece que será dicha empresa la que se encargue de equipar la sala y de recuperar y preservar la fachada original construida en 1926.
"Nos proponen el comodato, pero lo estamos analizando. De una forma u otra, calculamos que en un año y medio o dos el teatro Picadero volverá a funcionar", sostuvo Lombardi en diálogo con LA NACION. "El punto de partida fue una reunión que tuvimos en el ministerio con los representantes de Basta de Demoler y con la empresa constructora", apuntó apenas comenzó su discurso Josefina Delgado.
En realidad, habría que aclarar que el punto de partida fue antes. Todo comenzó cuando el sábado 1° de diciembre un vecino de la ciudad, un tal Alejandro Machado, advirtió a Basta de Demoler, ONG que lucha por la preservación del patrimonio arquitectónico, sobre el cartel que anunciaba la demolición de teatro Picadero. Cinco días después la ONG presentó un recurso de amparo para frenar la demolición. Paralelamente, se comunicaron con actores y con representantes de la cultura para organizar un acto contra la demolición del teatro y exigir que se cumpla la ley 14.800, que, en su artículo segundo, dice: "En los casos de demolición de salas teatrales, el propietario de la finca tendrá la obligación de construir en el nuevo edificio un ambiente teatral de características semejantes a la sala demolida".
El acto fue el viernes 7. Fue un verdadero éxito. "A este teatro sólo lo defendemos por presión de los vecinos, de los actores y de la gente de la cultura", dijo en esa oportunidad Santiago Pusso, de Basta de Demoler. "Teatro Abierto forma parte de nuestro pasado y el pasado hay que mostrarlo, hay que amarlo", agregó el actor y director Villanueva Cosse. El lunes siguiente la Justicia dio lugar al recurso de amparo y a los pocos días tuvo lugar la reunión con la funcionaria de Patrimonio Urbano. Reencuentro
Más allá de estas aclaraciones, el acto de anteanoche sirvió para coronar otra victoria, como fue la noche de inauguración de Teatro Abierto, mientras que, en otro rincón de Buenos Aires, cantaba Frank Sinatra y la oscuridad de la razón se apoderaba de la ciudad.
Como en aquella oportunidad, y como volvió a suceder en el acto de diciembre, se leyó el texto que escribió Carlos Somigliana con las bases fundacionales de aquel movimiento. "Esto es un golpe bajo", suspiró Rivera López, quien en 1981 dio lectura a ese brillante texto que explica los motivos por los que esa infinidad de actores, autores, directores, escenógrafos, iluminadores y técnicos estaban apostando a un jugada de tanta exposición pública y compromiso ideológico. "Hacemos Teatro Abierto [...] porque amamos dolorosamente a nuestro país y éste es el único homenaje que sabemos hacerle; y porque, por encima de todas las razones, nos sentimos felices de estar juntos", culmina el texto.
Y aunque el estado actual del viejo teatro Picadero dé un tanto de lástima, anteanoche había caras felices, caras emocionadas, cuerpos dispuestos al abrazo y al recuerdo.
Luego del atentado contra el teatro que incendió buena parte de sus instalaciones, Teatro Abierto se mudó al teatro Tabarís y aquello se terminó transformando en un fenómeno de público, aquello se convirtió en hito, en lugar de referencia obligado. Durante años, la sala estuvo cerrada. Luego fue un estudio de televisión, hasta que en 2001 volvió a abrir como espacio teatral. Duró poco, muy poco.
Paradójicamente, hoy se cumplen 27 años del incendio que quiso hacer callar a la gente de Teatro Abierto y dejar en cenizas el lugar que oficiaba de búnker. Sin embargo, el Picadero vuelve a renacer. Y si en diciembre su pronóstico era más que reservado, todo hace imaginar que en no más de dos años, y gracias a la movilización inicial de vecinos y teatristas, se volverá a subir el telón.
Historia a esta sala no le falta.
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