10.7.06

Sobre la polémica del Teatro Albéniz - un autor joven que escribe por el Albéniz

Extraído del Blog: CREADORES DE IMÁGENES

http://comunidad.uem.es/arodriguez/blog






Aarón Rodríguez

Yo tenía 15 años, y estaba perdido. Aquella noche actuaban Pere Ponce y Ana Duato en una versión de "El hombre elefante" que montó Mariano Barroso. Era el Teatro Albéniz, como después (y antes) han sido también Els Joglars, Nuria Espert, Bertolt Brecht, Antígona, Ismael Serrano, Joan Manuel Serrat, y una lista de nombres que sobrecoge el alma.

Duele.

Duele muchísimo, duele con una furia que no cabe en el texto, ni en el libreto, ni en ninguna parte. Duele saber que quieren tirar un teatro para construír un Bershka o un Corte Inglés (¿os acordáis de Madrid Rock? Aquello parecía imposible y ahora una legión de tontilocas se aferran a su vómito con singular decisión).

Duele, más allá de que ustedes, nosotros, ellos, pertenezcamos a el partido X o al Y.


Hago teatro porque no sé hacer otra cosa. Porque no quiero hacer otra cosa. Hago teatro porque busco besos, porque las noches arden, porque si me quitas el escenario soy un tipo vulgar y un tanto macabro. Hago teatro porque amo a los actores, les respeto, porque creo en la máscara ("Persona", again) y porque creo que el mundo de ahí fuera no vale para nada.



Hago teatro porque no sé hacer otra cosa y porque el teatro me salvó la vida el 21 de Noviembre de 1998. Y no era cualquier teatro. Era el Teatro Albéniz, y desde entonces han llovido otras funciones y otros escenarios, he gritado de furia en los camerinos, he mandado libretos. Pero mi teatro, el teatro que practico, sueña con estrenarse en el Teatro Albéniz.

Y ahora quieren demolerlo. Quieren demoler un sueño (mi sueño, nuestro sueño) para construír encima un templo de miseria. Las flores venenosas de las inmobiliarias afilan sus escavadoras, los cadáveres exquisitos saborean la tragedia en elegantes despachos con vistas al infierno, y una legión de dramaturgos, directores, actores y demás seres vivos nos llevamos a la cabeza y nos preguntamos una y otra vez: ¿Qué demonios está pasando aquí?

Una voz para escuchar. Un grito y una posibilidad de cambiar las cosas. Aquí: teatroalbeniz.blogspot.com





Soy autor dramático. Muestro

lo que he visto. Y he visto mercados de hombres

donde se comercia con el hombre. Esto

es lo que yo, autor dramático, muestro.

Cómo se reúnen en habitaciones para hacer planes

a base de porras de goma o de dinero

cómo están en la calle, y esperan

cómo unos a otros se preparan trampas

llenos de esperanza,

cómo se citan,

cómo se ahorcan mutuamente,

cómo se aman,

cómo defienden su presa,

cómo devoran...

esto es lo que muestro

(Bertolt Brecht)





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Carlos BG:




Como soy fuera de Madrid, lo poco que sé del Teatro Albéniz es de lo que he leído alguna vez en la prensa o de lo visto por Internet... pero realmente, poco sé del teatro en sí.
Pero de lo que sí sé es de la rabia al ver que un sueño puede que no se vaya a poder cumplir por culpa de las ambiciones de otros. Y también me preocupa el hecho de querer acabar con los templos del arte para sustituirlos por templos de consumismo. ¿Qué es lo que lleva a estas personas a ir derribando edificios porque sí, aparte del vil metal?
Tu sueño es (y hablo en presente) estrenar en el Albéniz, ¿no? Aún no lo han derribado, aún puedes luchar por él... no sé hasta qué punto gente como yo podría ayudar (mi problema es que en verano no estoy en Madrid), pero siempre contarás con el apoyo de alguien.
No importa quién sea ni cómo te ayudará, pero seguro que no estás solo en esto.

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