17.5.06

La Gran Historia en pocas palabras

El teatro Albéniz inicia su última fase de actividades en 1986. Lleva 21 años programando ininterrumpidamente Danza, Teatro, Música, Ópera, Jazz y Flamenco.
Su programación ha sido la más vanguardista de la cartelera española durante decenios.
Al mismo tiempo, por la duración de los espectáculos en cartel, es accesible al gran público. Los aficionados al gran teatro, a la ópera, al flamenco, han podido ver y educarse con este teatro en el centro de Madrid.

El teatro Albéniz ha acogido a miles de artistas en su escenario. Ha visto nacer a genios de la danza (Joaquín Grilo, Joaquín Cortés, Lola Greco, Miguel Ángel Berna, Canales) y ha acogido a genios consolidados del teatro (Josep María Flotats Els Joglars, Els Comediants, Teatre Lliure, El Brujo, Fernando Fernán Gómez,), y ha visto morir a artistas de estas artes en sus tablas también: Adolfo Marsillach, Vittorio Gassman, Antonio Gades, José Bódalo, John Cage. El teatro Albéniz ha tenido las más bellas representaciones operísticas de “La Flauta mágica” de Mozart en su Primer Festival Mozart durante años, grandes espectáculos infantiles (teatro negro, payasos), ha acogido festivales de jazz con nombres como Stephanne Grapelli, Al DiMeola, Stanley Clarck, Paquito de Rivera, Michel Camilo, de flamenco con las voces más geniales (La Niña de los Peines, la Paquera de Jerez, José Menese), de música popular, desde Serrat, a Chavela Vargas, Maria del Mar Bonet o lanzando al estrellato a Diego el Cigala con Bebo Valdés. “Sarafina”, compañía Sudafricana, gritó libertad antes de que desapareciera el apartheid en su país en el escenario del Albéniz.

En el teatro ha dicho sus monólogos Peter Ustinov, la Royal Shakespeare Company, el Piccolo Teatro de Milán, Steven Berckov, el Teatro Katona Joseph de Budapest, El Berliner Ensemble, y se interpretó la primera versión de “Arte” de Jasmina Rheza, en España. La Comédie Française, Marcel Marceau, el teatro nacional de innumerables países se ha presentado en este escenario.

Sorprendentes espectáculos como Stomp, como Momix, como Robert Lepage, como Calixto Bieito, nos abrían en el Albéniz nuevas dimensiones de experiencia teatral. Pero el teatro de siempre, la comedia, la zarzuela, también estaban en la programación del Albéniz. Y cuando nadie sabía qué hacer con el escenario en pleno verano, el Albéniz se inventó los espectáculos de danza clásica que son ahora una fórmula fija en muchos teatros de Madrid, con el Ballet Nacional de Cuba. Y el Ballet Triádico de Berlín, el Nederlands Dans Theater, el American Ballet, y la compañía ni más ni menos que de Merce Cunningham, y Carolyn Carlson, y Mijail Baryshnikov...

El mundo entero estuvo en el Albéniz: teatro japonés, hindú, africano, chino, música griega, turca, danzas hindúes, aborígenes americanas, derviches, acróbatas, primas ballerinas, los reyes, los políticos, los artistas y los famosos entraron por una u otra puerta de sete teatro y todos salieron bien parados. En el Albéniz no se ha suspendido NUNCA una función por problemas técnicos, NUNCA ha existido un “no se puede” frente a un montaje difícil, una escenografía complicada, un programa de espectáculos múltiple...

UN TEATRO NO ES UN MONUMENTO SINO UN ESPACIO VIVO Y CÁLIDO DONDE TRANSMITIR EXPERIENCIAS. SI UN TEATRO CALIENTE COMO EL ALBÉNIZ DESAPARECE, TODOS ESTAREMOS UN POCO MÁS MUERTOS.

NINGUN MAUSOLEO NUEVO DESPERTARÁ A NUESTROS HIJOS, SÓLO AQUELLOS SITIOS QUE VIVIERON Y VIBRARON CON EL ESPECTÁCULO Y LA CULTURA PODRÁN RESONAR EN ELLOS.

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