21.5.06

Entre los bailaores y coreógrafos:



No puedo salir del asombro, parece ser que anuncian la muerte de un mito. Pienso en algunas de las muchas entrevistas que he realizado grabadora en mano en los últimos años, y recuerdo aquellas ocasiones en las que cuando preguntaba al artista por un sueño, en muchas de ellas la respuesta deseaba una gloriosa noche en el Albéniz. Con el tiempo algunos de ellos lo han conseguido, pero el resto de ellos quizás se vean obligados a intentar soñar con otra meta si ocurre lo que tanto me temo. Hace mucho tiempo que existe el mito de tener que pasar por Madrid para llegar a la gloria artística, a la consagración, y para muchas artes ese paso evolutivo consiste en tener éxito sobre las tablas del Albéniz.



El Teatro Albéniz ha sido y sigue siendo un templo del arte, su desaparición sería similar al derrumbe del Museo del Prado para construir un centro comercial o a la destrucción del Jardín Botánico para establecer en su lugar un aparcamiento.



Contaré un caso muy particular, una amiga mía, gran bailaora y coreógrafa de flamenco. Lleva dos semanas pasándolo realmente mal, refugiándose en su llanto, porque por un fallo de imprenta su nombre no aparece en los carteles de una actuación que en el Teatro Albéniz realizará dentro de pocas semanas junto a otros artistas. Actuar allí es la ilusión máxima para mucha gente, y obviamente no aparecer en los carteles que anuncien su actuación es para ella motivo de desesperación debido al grado de consideración que es habitual se tenga con ese escenario. Este caso particular debido a la mala suerte es un claro ejemplo de lo que dicho teatro significa para la gente que amamos el arte, seamos de la parte activamente artística o seamos del bando de los espectadores.



Somos muchos los que hemos dejado en cualquier rincón del Albéniz nuestras risas, nuestros penas, nuestras soledades o nuestro aspecto más sociable, hemos realizado viajes a mundos paralelos o hemos aterrizado en el sitio en que vivimos. Hace unos meses, cuando un productor me llamó para contarme que un famoso intérprete que suele actuar de vez en cuando en el teatro grabaría un tema mío, lo primero que imaginé inmediatamente fue a dicho intérprete cantando mis versos en el que para mí es el escenario más representativo de nuestra ciudad, hecho que sucederá dentro de poco y aguardo con tremenda ilusión.



Entre la gente de nuestro medio artístico, es fácil que tengamos algún amigo que haya dedicado todo su empeño psicológico, artístico y económico en montar una coreografía, una obra de teatro, etc..., con la ilusión de la posibilidad de que fuera algo tan interesante que pudiera plantearse su estreno en el Albéniz. ¿Hay algo que tenga más valor que una fábrica de sueños?.



¿Qué será de esos momentos en el coliseo de la calle Paz, esperando la mirada de Chavela, el aire de La Yerbabuena, la reina africana de Ruibal, el compás de Diego Carrasco, la voz de Mayte Martín, y un largo etcétera?. ¿Qué diría Doña Teresa Vico de todo lo que parece que puede ocurrir?.



Ojalá entre todos, artistas y espectadores, conocidos y anónimos, seamos capaces de detener la destrucción de uno de nuestros más preciados tesoros. Cada vez que muere un teatro, fallecen miles de ilusiones.



Un saludo,



Jacinto González Gallardo
Compositor y cronista flamenco

No comments: